domingo, 28 de marzo de 2010




...En nuestra programación concéntrica (el autor pasó parte de su juventud
en Amsterdam, el colmo de la centralidad) la insistencia en el centro como
corazón que alberga todo el valor y el sentido, fuente de todo significado, es
doblemente destructiva -no sólo porque el volumen siempre creciente de
dependencias provoca una tensión intolerable, sino también porque significa
que el centro ha de ser constantemente "mantenido", es decir, modernizado.
Como "el lugar más importante" tiene que ser paradójicamente, al mismo
tiempo lo más antiguo y lo más nuevo, lo mas fijo y lo más dinámico; se somete
a la más intensa y constante adaptación, que luego se ve comprometida y
complicada por el hecho de que debe ser una transformación silenciosa,
invisible a simple vista. (La ciudad de Zurich ha encontrado la solución más
radical y costosa al transformarse en cierta clase de arqueología inversa: bajo
el centro se construyen nuevas capas de modernidad -centros comerciales,
aparcamientos, bancos, cámaras acorazadas, laboratorios. El centro ya no se
expande hacia el exterior o hacia el cielo, sino hacia el propio centro de la
tierra.) Desde la inserción de arterias de tráfico más o menos discretas,
circunvalaciones, túneles subterráneos, la construcción de cada vez más
tangencialidades, a la rutinaria transformación de viviendas en oficinas,
almacenes en lofts, iglesias abandonadas en nightclubs, de las bancarrotas en
serie y las subsiguientes reaperturas en recintos comerciales cada vez más
caros, a la incesante conversión de espacio útil en espacio "público",
peatonalización, la creación de nuevos parques, implantando, conectando,
exponiendo, la sistemática restauración de mediocridad histórica, toda
autenticidad es cruelmente eliminada.

la ciudad generica. r.koolhaas

El texto completo, por si alguien no lo tiene todavía:









3 comentarios:

Anónimo dijo...

mierda yates

Anónimo dijo...

mierda yates

Anónimo dijo...

mierda yates

Archivo del blog