Partimos del reconocimiento del valor de las piezas, depósitos de agua
que valoramos más allá de su aspecto funcional. Su especial
localización, siempre en promontorios de la ciudad, y su gran altura,
(47m. , en el caso de Vigía y Eiris y 50m. en Ventorrillo), los han
dotado de una presencia singular en el sky line coruñés, más allá de que ambos aspectos-altura y localización-respondan a la función estricta que ejercen.
Nos concentramos en el objeto, en su puesta en valor, pero re-dotándolo de sentido. Así, se trata de transformar el
volúmen capaz, restando materia y sumándola en ocasiones según lo que
la propia geometría de los depósitos sugiere. Para ello, utilizaremos EL
REFLEJO.
Sobre la superficie aplicaremos un CROMADO jugando con la
mayor o menor intensidad en el destello del mismo. El dibujo,
respondiendo a la geometría, trata de poner en valor la inmaterialidad
de la pieza, su simbolismo de pieza esbelta y misteriosa que acecha el
barrio. Si los destellos de las galerías de la edificación residencial
de La Coruña son costumbre, el destello producido por el cromado
aplicado en la superfice de los depósitos será un nuevo atributo que
enriquezca la trama de la ciudad marinera.
Los depósitos, como
contenedores del destello, desapareceran dejando paso al reflejo del
mar, el cielo o la propia morfología urbana deformada, siempre en
función de las variaciones de luz a lo largo del día.
Transformaremos su gravitar.